Colombia despega: reservas aéreas crecen 5,7% y el país se consolida como destino líder en la región

Colombia volvió a aparecer en el radar internacional con fuerza, esta vez en el frente turístico. Entre noviembre de 2025 y abril de 2026, las reservas aéreas hacia el país crecieron 5,7%, para un total de 652.109 reservas, un número que confirma que el país no solo está recuperando dinamismo, sino que volvió a entrar en la competencia seria de destinos latinoamericanos. El dato, además, lo posiciona como el segundo destino de mayor demanda en la región, superando a Costa Rica, Perú y Chile, y quedando solo detrás de México, que creció 4,2%. No está nada mal para un país que ha tenido que remar durante años contra sus propios temores, su propia inestabilidad y su propio ruido político.

El impulso tiene una explicación casi obvia: el calendario. El 87,7% de esas reservas se concentró en noviembre, diciembre y enero, los meses donde la mitad del mundo viaja para huir del invierno o celebrar fin de año en algún lugar que no sea su casa. Diciembre, como era de esperarse, se llevó la corona con más de 260.000 reservas. Pero más allá del subidón estacional, la dinámica reveló un cambio interesante: la planificación del viaje. Según Paula Cortés Calle, presidenta ejecutiva de ANATO, “Colombia se sigue consolidando como uno de los destinos favoritos de los viajeros y esto se ve reflejado no solo en las cifras positivas de las reservas aéreas hacia nuestro país en los próximos meses, sino en que hay una mayor planificación por parte de los viajeros, pues el 39,6% de las reservas se realizaron con cuatro meses de anticipación o más”. Es decir, la gente ya no está viajando a Colombia por impulso: está agendándolo.

Estados Unidos, España, Brasil, Chile y Canadá se mantienen como los principales emisores de viajeros, y entre todos aportan el 55% de las reservas hacia el país. La lista no sorprende, pero sí lo hacen sus ritmos. Brasil creció 61%, una cifra que habla de una expansión del interés que no se puede atribuir a un “pico” momentáneo. España también empujó con fuerza (+25%), Perú y Alemania avanzaron de a dos dígitos y hasta Argentina, en medio de su turbulencia económica, incrementó sus reservas un 14%. El dato más curioso es Puerto Rico, que aumentó 13%, un mercado pequeño pero que viene mostrando constancia.

Lo que está detrás del apetito por Colombia no es homogéneo. Para unos es naturaleza sin filtros; para otros, ciudades que se transformaron sin pedir permiso; para muchos, una mezcla de gastronomía, eventos, clima y precios todavía competitivos frente a otros destinos de la región. También hay factores más silenciosos, como la ampliación de rutas, la entrada de aerolíneas con tarifas más ajustadas y la mejora —al menos parcial— de la percepción internacional del país. Nada de esto borra los retos, pero sí muestra que el turista internacional está dispuesto a mirar más allá de los titulares.

El aumento de búsquedas también da pistas. Entre enero y octubre de 2025 se registraron 82,7 millones de búsquedas de vuelos hacia Colombia, un crecimiento de 13,5% frente al mismo periodo de 2024. Que alguien busque un vuelo no significa que lo compre, pero sí muestra que el país sigue apareciendo en las decisiones de los viajeros globales. Y que 82 millones de personas siquiera consideren venir ya dice bastante sobre el lugar que Colombia ocupa hoy en la conversación turística.

La combinación de reservas en crecimiento, mercados emisores más diversificados y una intención de viaje en aumento refuerza un mensaje claro: Colombia no es solo un destino de moda pasajera. Empieza a consolidarse como un jugador estable en la oferta turística de la región, capaz de competir con destinos históricos. El desafío ahora es mantener el ritmo sin caer en triunfalismos ni descuidar la infraestructura, la seguridad o la conectividad, tres puntos que han jugado a favor y en contra según el año.

Lo cierto es que Colombia volvió a estar en el mapa, pero esta vez con compradores reales, no solo con curiosos. Y si el país logra capitalizar esta ola con política pública seria, más rutas internacionales, promoción segmentada y una mejor experiencia en destino, el despegue podría convertirse en vuelo sostenido. Por ahora, los números dicen que la gente quiere venir. Y eso, en un mundo donde la competencia turística es feroz, ya es bastante.