Juan Valdez debuta en Brasil y apuesta por el turismo cafetero

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La llegada de Juan Valdez a Brasil no es una historia menor ni una aventura más en el mapa de expansión de una marca latinoamericana. Es, literalmente, entrar al templo del café a jugar en la cancha del anfitrión. La compañía que representa a más de 550.000 familias caficultoras colombianas abrió oficialmente su primera tienda en el país, un mercado que no perdona improvisaciones y donde la calidad no se negocia. Y aun así, escogieron entrar por la puerta grande: Ribeirão Preto, en São Paulo, territorio cafetero por excelencia y epicentro de consumidores que reconocen un buen grano incluso con los ojos cerrados.

Juan Valdez no llegó de un día para otro. Su aterrizaje viene madurándose desde 2021, cuando empezaron a sembrar presencia en supermercados brasileños. Hoy ya suman más de 658 puntos retail, un avance que les permitió medir el pulso del mercado y verificar que su propuesta de café premium 100% colombiano sí tenía eco entre los brasileños. La tienda física es la evolución natural: un espacio donde la marca deja de ser un paquete en la góndola y se convierte en una experiencia sensorial que conecta origen, cultura y sabor.

La sede elegida no es un capricho geográfico. La primera tienda abrirá en el Ribeirão Mall, el centro comercial más grande de la ciudad y uno de los más concurridos del estado. Para los brasileños, el café es conversación, ritual y orgullo nacional; para Juan Valdez, era vital debutar frente a un público que entiende lo que tiene enfrente. Por eso, el corazón de Alta Mogiana se volvió el escenario perfecto. Allí, la marca medirá si su narrativa de origen, trazabilidad y especialidad logra conectar con consumidores acostumbrados a liderar la producción mundial.

El aterrizaje fue posible gracias a una alianza con un conglomerado de negocios del continente que no solo conoce el terreno, sino que viene de un músculo operativo importante: la adquisición de Gelato Borelli, la mayor franquicia de gelato artesanal del país. Esa mezcla entre conocimiento local y ambición internacional le permite a Juan Valdez llegar con un soporte robusto para crecer sin improvisaciones. “La apertura de nuestra primera tienda Juan Valdez en Brasil es un momento profundamente emocionante para todos nosotros, ya que es el reconocimiento al origen colombiano en uno de los escenarios cafeteros más exigentes y apasionados del mundo”, dijo Camila Escobar, CEO de Juan Valdez. Y en ese tono, la directiva remarcó la importancia simbólica del paso para Colombia y su industria.

El equipo comercial también tiene claro el tamaño de la apuesta. “Brasil es un mercado estratégico dentro de nuestro plan de expansión internacional, pues la escalabilidad que ofrece este territorio es clave para el crecimiento”, aseguró Sebastián Mejía, Chief Commercial Officer. No se trata solo de vender café, sino de posicionar la categoría premium colombiana en un país donde el consumidor no se impresiona fácilmente, pero sí es capaz de adoptar nuevas propuestas cuando encuentra valor real.

La propuesta con la que llegan a Brasil mezcla adaptación cultural con un mensaje muy claro: la calidad del café no se toca. La compañía ofrecerá referencias como Mujeres Cafeteras y Origen Huila, además de microlotes como Bourbon Rosado y ediciones de lujo como Geisha. Es una carta curada para seducir a un consumidor sofisticado, de esos que ven el café como un vino: origen, altitud, proceso y perfil en taza. Si algo tenía que ser contundente en esta entrada, era el portafolio.

El plan a siete años es igual de ambicioso: 300 tiendas con foco en São Paulo, bajo un modelo de subfranquicias que aprovecha operadores locales para que la expansión no sea un ensayo sino un despliegue coherente. El objetivo es construir escala sin perder identidad. Juan Valdez quiere que cada tienda sea un pedazo del campo colombiano incrustado en el gigante suramericano, pero sin desconocer la cultura del consumidor brasileño. Esa combinación será, probablemente, la que defina el éxito del proyecto.

Con esta apertura, la marca suma un capítulo decisivo en su estrategia global. Pone un pie firme en uno de los mercados que más define la conversación mundial del café. Y, sobre todo, reafirma su propósito original: que cada taza que sirvan afuera sea una oportunidad concreta para las familias cafeteras de Colombia. Aquí no hay romanticismos, hay estrategia: Brasil es el nuevo termómetro para medir hasta dónde puede llegar el legado del café colombiano cuando se enfrenta, sin complejos, al mayor escenario del mundo.

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